En la orilla

No sé si vosotros tenéis la misma sensación que yo con respecto a la orilla del mar y es que tiene su embrujo. Te quedas embelesado viendo como rompen las olas con más o menos fuerza. pero también, mi experiencia me dice que pretender nadar en la orilla tiene sus riesgos. A veces, al querer salir, o haces un poco de fuerza y sales, o cabe la posibilidad de que una ola te tire. En este segundo caso, las olas te subcionan hacia atrás, para volverte a arrastrar a la orilla y así sucesivamente si no consigues hacer fuerza y ponerte de pie.
¿A dónde quiero llegar con esto?. Pues quería compararlo con la actitud ante la vida. Si te quedas en la orilla, es más fácil que la fuerza de las olas te arrastre. ¡Sé valiente!, que más allá de la orilla es donde hay verdadera vida. El mar está más limpio. Dejarse arrastrar es más fácil, pero lleva a la frustración de hacer, no lo que tú quieres hacer, si no lo que otros (ambiente, "amigotes", la insidiosa publicidad...) quieren que hagas.
Una vez leí un proverbio chino que me hizo mucha gracia, pero que tiene mucha miga: "Sólo los peces muertos se dejan llevar por la corriente". Si os habéis fijado, el mismo mar acaba expulsando a la orilla todos los desechos. El mismo se va purificando. No quieras ser eso. Pelea por lo que verdaderamente vale pena y lánzate mar adentro. Hay un mundo maravilloso y desconocido para tí en el interior de este mar que es la vida.